Noticiero del Beisbol de Grandes ligas

Noticiero del Beisbol de Grandes ligas
Comenzo la temporada del 2010

sábado, 23 de octubre de 2010

Cuatro dias en NY




Los Vigilantes de Texas maduraron en la Gran Manzana
 


NUEVA YORK -- Es lunes, 18 de octubre, y Mike Francesa, el bien conocido anfitrión de radio deportivo de Nueva York, está cansado. Está cansado del equipo más reciente sin perfil y sin historia que desafía a los históricos Yankees de Nueva York, constatado por su comentario de que los Vigilantes juegan en un lugar donde sólo les importa el fútbol americano y "no han ganado nada en un millón de años." 

Pero mayormente, Francesa y su auditorio esta tarde están cansados de Cliff Lee, el astro de los Vigilantes de Texas, quien abrirá el tercer partido esta noche. Están cansados del bombo publicitario, de la santificación. Lee es un buen lanzador, quizás uno fenomenal, o quizás es otro pretendiente al trono. Pero éstos son los Yankees, ganadores de hoy, de ayer, y con una nómina de $200 millones, probablemente del mañana, el equipo que en la postemporada ha doblegado gente como Pedro Martínez y Greg Maddux, Cole Hamels y John Smoltz. Lee está supuesto a ser el próximo Bob Gibson, Francesa dice, pero también lo era Josh Beckett. 

Respeto, en otras palabras, no es mercancía fácil de adquirir para los Vigilantes, pero a medida que octubre se acerca a su final los Vigilantes han madurado, llegando a casa luego de tres partidos reveladores en Yankee Stadium, a una victoria de destronar a los campeones defensores, a una victoria de la Serie Mundial. 

A niveles personal y colectivo, la primera serie de campeonato de la Liga Americana de los Vigilantes ha sido marcada por los temas gemelos de respeto y credibilidad, una cierta desesperación por pertenecer a un lugar que le ha sido negado por su mediocridad histórica, respeto que no puede darse pero sólo tomarse ganando aquí, en el escenario más legendario. 

Los Vigilantes llegaron a Nueva York, bajo la expectativa de que se desmoronarían bajo el peso del nuevo y enrarecido ambiente del béisbol de octubre junto con su colapso amargo en el primer partido y respondieron cobrando una ventaja de 3-1 en la serie. 

Encarando la eliminación en casa, los Yankees despertaron en el Juego 5, destrozando a los Vigilantes por 7-2 en un duelo en el cual los Vigilantes se frustraron a sí mismos al batear y no anotar, pero después de cuatro días en Nueva York los Vigilantes reescribieron la narrativa de esta serie de campeonato de la Liga Americana y se hallan en una posición en la cual nunca han estado antes: a un partido de la Serie Mundial con dos partidos por jugar como locales y la mejor arma en el deporte -- Cliff Lee -- en la loma para un potencial séptimo partido. 

"¿Asustados? No estamos asustados. No hay razón para estar asustados," dijo el tercera base de los Vigilantes Michael Young. "Hacemos esto todos los días. Asustado es cuando estás en el patio de una cárcel". 



Domingo: Día de entrenamiento, Estadio de los Yankees 

Respeto y credibilidad son temas comunes. Los Vigilantes de Texas comenzaron su existencia en 1972 como un refugiado de Washington, una ciudad perdedora por segunda vez que no podía ni ganar ni empatar como ciudad de la Liga Americana. Los Mellizos de Minnesota fueron los primeros en abandonar la ciudad, en 1961, y la Liga Americana los reemplazó rápidamente con otro equipo de expansión que duró sólo 11 temporadas en la capital. Ted Williams fue el primer manager, un experimento que terminó mal. Los Vigilantes necesitaron 24 años para alcanzar los playoffs y en cada postemporada -- en 1996, 1998 y 1999 -- perdieron ante los Yankees. 

El manager de los Vigilantes, Ron Washington, habla de lo que la organización añora: estar en el acto. Nolan Ryan lo hará, también, así como su socio Chuck Greenberg. Los Vigilantes sufren del complejo de inferioridad de no ser de primer nivel. Ellos quieren pertenecer. 

"No soy estúpido", dijo Washington. "Esos tipos allá, ellos son los campeones defensores. Ellos tienen 40 [improperio] banderines. Pero lo que le trato de decir a nuestros chicos es que no importa quién es mejor. Todo lo que tenemos que hacer es ser mejores ese día. El mejor equipo no siempre gana. El equipo que es mejor ese día es el que gana. Sé ese equipo". 

El día antes de que Lee tomará el montículo, Washington está hablando sobre fe, sobre el partido contra Tampa Bay cuando a su taponero, Neftalí Feliz, parecía como si el momento de béisbol de postemporada se lo estuviese devorando. Feliz flaqueaba demasiado en el tercer partido ante los Rays. El coach de pitcheo, Mike Maddux, comenzó a tomar las escaleras para ir a hablar con el lanzador. Washington lo interceptó y fue a la loma él mismo. 

"Yo le dije, 'La fe es algo extraordinario. Y puedes lograr cosas maravillosas si tienes fe. Ahora, yo creo en ti. Estos tipos detrás de ti creen en ti. Pero eso no es importante. Esto es lo que importa: ¿crees en ti mismo?' 

"Cuando toqué su hombro, estaba tieso como una tabla. Estaba tenso. Estaba nervioso. Cuando terminé de hablar, se calmó. Se relajó. Y entonces procedió a sacar el próximo out. Él no consiguió los resultados, pero ya no sentía temor". 

Washington no pretende que no existe presión. Él recuerda la semana antes de que se acabara la temporada, cuando los Vigilantes sellaron boleto pero no estaban seguros si arrancarían la postemporada contra los Rays o los Yankees. 

"Yo le dije a la gente que prefería enfrentar a Tampa Bay. No era porque le temía a Nueva York. Si quieres ser el mejor, tienes que batir al mejor eventualmente", Washington dijo. "Pero no quería que la primera experiencia de playoff de mi gente fuera entrar al Estadio de los Yankees. No estoy diciendo que hubiera sido demasiado, pero puede haberlo sido. 

"Cuando fuimos a Tampa, habían unas tres personas en el cuarto de entrevistas. El terreno de juego estaba vacío. Eso le permitió a nuestro grupo a cobrar confianza poco a poco, agarrar el ritmo. Después de eso, sabía que estábamos listos". 



Lunes, 18 de octubre: Vigilantes 8, Yankees 0 

EN LA PLATAFORMA DIRECCIÓN NORTE DE LA CALLE 59 en Columbus Circle, donde los trenes D exprés y el B local irán rumbo al Estadio de los Yankees y el tren A cruza rápido por Harlem, el policía quiere saber una cosa: 

"¿Tú piensas que los Yankees pueden llegarle a Cliff Lee esta noche?" 

El día le pertenece a Lee, desde Francesa en la radio a los policías en el metro al murmullo en la multitud y de los profesionales canosos -- los cazatalentos, los ex-jugadores, los escribanos cansados -- quienes lo han visto todo y se están hastiando de una leyenda que piensan se está construyendo prematuramente. 

"Estoy escuchando todas las comparaciones a Bob Gibson y Sandy Koufax, pero Cliff Lee simplemente no puede arrojar su guante allí y ganar", dijo el segunda base miembro del Salón de la Fama Joe Morgan. "La cuestión sobre la alineación de los Yankees es que ellos se pueden encender con un swing. [Mark] Teixeira no está bateando bien, pero él se puede calentar con un swing del bate. Alex Rodríguez puede encenderse con un swing del bate. Él tendrá que ganárselo, sabes". 

Para el final de la noche, Lee había ponchado a 13 Yankees y el aire alrededor de su nombre es finito. Es el primer lanzador en la historia de Grandes Ligas en lograr tres partidos consecutivos con 10 ponches en una postemporada. Solamente Gibson -- en 1967 y '68 -- ha tenido tres partidos de playoff consecutivos con 10 ponches. Sigue sólo a Sandy Koufax y Christy Mathewson por la efectividad promedio de postemporada más baja en la historia. En el Juego 5 de la serie de División, él sobrepasó a Koufax y Gibson por mayor número de ponches en un partido decisivo. 

"No suena tan descabellado ya, él mencionarlo ya entre esa compañía", Young dijo. "él tiene piedras grandes, también". 

Durante la noche, las oportunidades para los Yankees sobreponerse a un jonrón de dos carreras en el primer inning de Josh Hamilton fueron silenciadas por Lee, ponchando a Derek Jeter en el sexto con un corredor en segunda (el único corredor que alcanzó posición de anotar contra él toda la noche). Lee abanicó a tres de los últimos cuatro bateadores que enfrentó. 

El pizarrón final leyó 8-0. Tal vez aún más preocupante son las seis carreras de la novena entrada que le sacaron a los relevistas maltratados de los Yankees que hicieron añicos de un partido ajustado de 2-0 y convirtieron una salida difícil y fantástica de Andy Pettitte en ruido blanco. 

Ni tampoco el juego dentro del juego ha pasado por desapercibido en la casa club de ambos equipos: Lee será agente libre al final de la temporada y los Yankees, quienes se enfrentaron a Lee tres veces en la postemporada y cayeron cada vez, sin duda lo verán como cotizado, y la credibilidad que buscan los Vigilantes no se puede hacer realidad palpable con sólo ganar en el campo de juego, sino que requiere ganar en el deporte de la agencia libre, también. 

Durante el día de entrenamiento, Lee se refirió a los Yankees como "un equipo de estrellas," y él será el premio del mercado de agentes libres. 

"¿Cuánto costará mantener a Cliff, Nolan?" 

"Cruza el pasillo y pregúntales," Nolan Ryan dijo. "Yo creo que captó su atención esta noche". 



Martes, 19 de octubre: Vigilantes 10, Yankees 3 

LOS VIGILANTES ESTÁN A UNA VICTORIA DE UNA SERIE MUNDIAL, y al parecer más importante, del respeto que les ha estado royendo a cada uno de ellos de maneras diferentes. 

Los jugadores de cuadro Young y Ian Kinsler se han irritado por días ante la idea de que los Vigilantes temerían el momento, incapaces de recobrar su compostura luego de la derrota amarga del primer partido, y ahora que han ganado tres partidos seguidos, se sienten validados de que la mística Yankee no marchitó su resolución. Derek Holland, quien lanzó 3 innings y dos tercio en relevo sin permitir anotaciones, admitió sentir nervios por jugar sobre el escenario legendario. Bengie Molina batea el jonrón de la victoria luego de que el presionado manager Joe Girardi le diera boleto gratis a David Murphy para encararlo. Las rodillas de los Vigilantes no están temblando en el Bronx. Están avergonzando a los campeones defensores. 

"No le importamos a nadie," Molina dijo. "Estamos supuestos a perder." 

Cobrando impulso rumbo al banderín, Chuck Greenberg revela que siempre quiso medirse con los Yankees. 

"Yo quería enfrentar a los Yankees por razones completamente separadas," Greenberg dijo. "Yo pensé que teníamos una historia conmovedora que contar y yo quería hacerlo en el escenario mayor. En retrospectiva, no hay duda de que Wash tenía razón, que prepararnos gradualmente para este ambiente fue el curso apropiado -- pero estar aquí y ganar aquí era la única forma de que la gente simplemente reconociera todo lo que ha hecho esta organizacion. 

Los Yankees están atónitos ante el momento estelar que están presenciando, desde el trascendente Hamilton (dos jonrones más), al consistente, redimido Young (una gran atrapada de un disparo de Lance Berkman con las bases llenas que puso fin a una amenaza Yankee en el octavo). 

En el medio de todo está Washington, quien no se siente que la prensa nacional respeta su capacidad para ser manager. Él busca la paz en los resultados pero sufre del mismo complejo que su club históricamente. 

Él queda redimido por sus transgresiones del año pasado -- cuando dio positivo por cocaína -- y a veces no puede evitar preguntarse si su contrato no será renovado por resentimiento persistente. 

"Estoy en paz. De veras lo estoy. Yo entiendo si hay algunas personas que no pueden perdonar. Fue mi culpa. Yo lo hice", dijo Washington. "Lo único que le pedí a Jon [Daniels] fue que me diera la oportunidad de salvar mi reputación, y lo hizo. Por eso, siempre lo considero un amigo. Yo le dije si hay algún problema conmigo, que no debe interceder por mí. Él ha hecho lo suficiente y le estoy agradecida". 

En victoria, Greenberg dice que la organización está de acuerdo con que Washington es valorado y que cuando los Vigilantes -- Daniels y Ryan, especialmente -- apoyaron la decisión de retener al piloto en el 2009, el tema estaba cerrado. 

Si los Vigilantes avanzan, Washington no se unirá a Yogi Berra, Chuck Dressen y Dusty Baker como parte de un grupo selecto de managers que llevaron a su club a la Serie Mundial sólo para quedarse sin empleo después de la temporada. 

Greenberg dice que el contrato de Washington está "hecho," con tan sólo los detalles finales por decidirse. 

"La máxima hipocresía hubiera sido tomar una decisión que tú pensabas estaba bien cuando nadie sabía sobre ella y entonces revertirla cuando todo el mundo la descubre," Greenberg dijo. "Eso hubiera estado incorrecto. Eso hubiera mostrado debilidad." 



Miércoles, 20 de octubre: Yankees 7, Vigilantes 2 

UN DÍA ANTES, Keith Olbermann, el presentador de televisión del programa "Hardball" en MSNBC, le dio un apretón de manos a Ron Washington y los dos compartieron una conversación amigable. Olbermann le recordó a Washington que los Yankees, al ser los Yankees, con frecuencia sólo pueden ser derrotados por lo paranormal. "Son como los vampiros allá", le dijo a Washington, implicando que los equipos campeones, a menos que sean debidamente vencidos, hallan una forma de resurgir y revivir; los Vigilantes no deben darle a los Yankees forma alguna de impulso que les dará esperanza. 

La energía en el Estadio es rara, dispareja. Éste es un partido de eliminación. La temporada de los Yankees podría terminarse en unas pocas horas. Joe Girardi dice que ve en los ojos de sus jugadores una cierta determinación que estaba ausente a lo largo de las últimas tres derrotas consecutivas. Chuck Greenberg está rodeado en un melé de los medios antes del partido, dando entrevistas que le recuerdan a los veteranos con las memorias más largas que mientras más se acerca un equipo a la Serie Mundial, el suelo parece que va cediendo. 

Si Ryan sugirió dos días antes que los Yankees dictarían el mercado de agencia libre para Cliff Lee, Greenberg, envalentonado por cuatro días triunfales en Nueva York, no está dispuesto a ceder sus activos fácilmente. 

"Bueno, no vamos a negociar con un cerbatana", dijo. 

La única forma de vencer a los Yankees, Olbermann le dijo a Washington, es clavarle una estaca en sus corazones. Washington, por supuesto, lo sabe, ya que en el 2001 fue el coach de tercera base del club de Oakland que ganó los primeros dos partidos de la serie divisional en el Yankee Stadium sólo para perder tres en fila. 

En lo que pudo haber sido el partido final de béisbol neoyorquino en el 2010, los Vigilantes por primera vez en el estadio del Bronx se quedaron cortos, y los Yankees les recordaron lo que es una verdadera estirpe de campeones. CC Sabathia, abridor estelar de los Yankees, al estilo de Tiant, rinde 11 hits en sólo seis innings. Los Vigilantes registran un indiscutible en ocho de nueve entradas, y son sepultados por 7-2. Los Yankees conectan tres vuelacercas, C.J. Wilson se ahoga temprano y los Yankees siguen con vida. 

Sabathia lanzó como un astro -- imperfecto pero resuelto, decidido a que la temporada no terminaría bajo su guardia. 

"Para eso juegas, para tener la oportunidad de ganar un campeonato," Sabathia dijo. "Nuestras espaldas estaban contra la pared hoy y yo sólo quería pelear, no importa cuál era la situación, no importa cuántos corredores estaban en base en un capítulo dado." 

Los Vigilantes empacaron maletas y se fueron de Nueva York, habiendo aprobado el examen parcial de demostrar que pertenecían en Nueva York, en octubre, con el examen final ganar uno de los próximos dos partidos que les aguarda en Texas. 



------+++------

No hay comentarios: